Buenas exposiciones de varios incendios

05.08.2013 17:57

Ese artista tenía bastantes detalles, como por ejemplo, cuando llegó a su exposición se sentó en la esquina más lejana del museo, no quería ser visto, bueno, eso fue lo que creí. Después empezó a hablar allí mismo, pero la gente lo escucho y se acercó. Jamás nos veía a los ojos, tampoco nos hablaba directamente, o sea, estaba hablando solo sobre cosas de la exposición, diciendo cosas como “un taladro amarillo es para taladrar paredes, hacer orificios y trabajar, pero un taladro color blanco es para hacer trabajos más limpios”.

 

Había un equipo contra incendio detrás de él. Y de repente, este individuo alto, de tez morena, cabello largo, orejas perforadas y ojos color café, se paró y empezó a gritar “pásenme una lata de pintura, he notado que esta pieza es parte de la exposición y no la había pintado, esto no puede continuar así”… Tronó los dedos y de inmediato llegaron unas chavas con unas latas de aerosol color rosa. El individuo empezó a pintar el equipo de inmediato.

 

Todo mundo lo estaba viendo, y al mismo tiempo le hacían mil preguntas. En eso llegó la prensa, ya saben con cámaras, iluminación y una reportera. Ella se acercó a él mientras que seguía pintando. Y le hizo varias preguntas, el jamás la miró a los ojos y sus respuestas eran demasiado vagas, al principio creí que a la entrevistadora le había caído mal el artista, pero al final vi que se fueron juntos en la camioneta del creador.

 

Cuando salieron del estacionamiento del museo, el artista rompió una manguera contra incendio que estaba en la calle, y que realmente estaba estorbando, a lo cual los dos se rieron, se rieron tanto que tuvieron que parar la camionera y bajarse del vehículo. Una vez que estaban en la parte de la calle, sobre la banqueta, reían tanto que tenían que tocarse las panzas para que no les doliera más. No estoy exagerando las cosas, créanme que en realidad pasó, y pasó así.

 

Entonces, después de quince minutos de reírse sin parar, se les terminaron las energías y se quedaron dormidos en la banqueta. La policía llegó inmediatamente, ya saben como son, y de volada los querían subir a la “perrera”, afortunadamente la manguera contra incendio  que echaron a perder era de ellos mismos. Así que la policía realmente no tenía cargos y no se los pudieron llevar, aunque en sus caras estaba una ansiedad por subirlos, querían que sufrieran un poquito, así que de cualquier forma les sacaron una mordida por “faltas a la moral”, y en fin, después de que les dieron como cuatro mil pesos los dejaron allí, no sin antes escupir en el suelo en muestra de desprecio.

 

La exposición se llamaba equipo contra incendio de colores rosas. Y el autor de ésta obra, se llamaba Luis Mangueras, lástima que esas tierras donde vivía no le dejaron tanta libertad, ni de expresión ni de pensamiento. Fue encontrado muerto en su departamento un año después, y nunca dieron con los responsables. Curiosamente alguien lo había matado mientras que dormía.

 

Pero no hay que hablar de historias tristes, ya que se nos pueden acabar los buenos sentimientos, y las buenas vibras. En fin, esa exposición realmente sobresalió, sobresalió en Chihuahua, sobresalió en México, en Latinoamérica y principalmente en mi memoria de buenas exposiciones.