Cuarto de la Casa
Entonces hice algo que muy pocos de ustedes hubieran hecho, invité a ese amigo a que rentara uno de los cuartos de mi casa, y así fue. Rentó el cuarto del segundo piso, e inmediatamente se mudó. Recuerdo que la primera noche, pintó el equipo contra incendio que está en la parte de enfrente, y le dije con bastante coraje “mira, estás perdiendo tu tiempo, el equipo y cualquier cosa que esté alrededor de esta casa es controlada por la casa, y ella elegirá el color que le parezca adecuado, además vas a molestarla y un día se puede desquitar”.
Mi amigo no me hizo caso, y cada día su obsesión crecía. Lo cual hizo que mis nervios estuvieran como “zopilote”, o sea… muy nervioso. Pero un día, fui a la tienda de herramientas que está ubicada entre las avenidas Mariano Otero y Circunvalación, compre una manguera contra incendio, y recuerdo que al pagar me dijo la chava de la caja “¿tú eres el dueño de la casa que cambia de color verdad?, a lo que le contesté que sí.
También compre una pistola, ese amigo ya me tenía con los nervios de punta y lo que quería era estar listo para cualquier incidente. Y así fue, al llegar a mi casa, lo encontré de nueva cuenta pintando la casa, parado sobre el equipo contra incendio. Inmediatamente saque la pistola y la apunté hacia el cielo, él no me vio.
Disparé, y mi amigo saltó del susto. Dije “te dije que dejaras la pintura de mi casa en paz”, y mi amigo se disculpó, inmediatamente llamé a la policía, y se lo llevaron, pero esta vez lo metieron por dos años, les dije que había pintado la casa sin mi permiso y que incluso ya eran varias ocasiones, me dijeron “no se preocupe joven, lo llevaremos a un lugar donde no pueda pintar más”.
Unos días después instalé la manguera contra incendio y quise probarla, así que mojé la casa por fuera, pero al parecer le dio un ataque de ansiedad y lo demostró enseguida. Mientras que la mojaba, iba pintando figuras míticas en su alrededor, pintaba caballeros de la edad media, después pinto cualquier tipo de cosas que caben dentro de la imaginación: como un soldado, un tiburón, una cabra verde, una flor silvestre, una caricatura y algo que me dio mucha risa… pintó una casa en su muro.
Entendí de cierta manera que no debía de rociar agua contra la casa, que esto le estaba haciendo daño, ya que estaba muy rara, y los dibujos empezaron a preocuparme. Inmediatamente cerré el chorro del agua y me metí a ver televisión.
Al día siguiente, cuando salí al trabajo, me di cuenta de que la casa estaba color blanco y se me hizo raro. Duró un año con el color blanco, y me estaba preocupando, pero no era algo que pudiera contarle a cualquier persona. Un día, salí al patio y le grite “perdón casa, no te volveré a mojar con la manguera”… hubo un silencio, y rápidamente empecé a ver que un color verde empezaba a pintar la casa desde abajo hacia arriba.
Desde entonces la casa, sus colores y yo estamos muy bien. Y uno de estos días van a ir a entrevistarme para salir en el periódico.